La Corporación Inclusión Sin Límites nace de una necesidad personal y social, en 2020 a la llegada de la pandemia del corona virus y con ella una gran responsabilidad, la educación de nuestro hijo Mateo, un niño que había sido diagnosticado con autismo y al cual el sistema educativo de nuestro país no le apostaba.
Mi esposo y yo como padres de Mateo no nos dimos por vencidos y buscamos información la cual nos permitió ver que nuestro hijo tenía mucha capacidad de aprender y que solo era cuestión de encontrar un método que le permitiera desarrollar sus potencialidades.